La imagen de una maleta con candado ha sido por años sinónimo de seguridad al viajar. Sin embargo, esa práctica está perdiendo terreno entre los viajeros estadounidenses, y no precisamente por comodidad. De acuerdo con un estudio de Travel Sentry, solo el 40% de los estadounidenses asegura su equipaje con candados, una cifra que revela un cambio en las costumbres de quienes recorren aeropuertos a diario. 4m3o46
El motivo principal: la percepción de que los candados no ofrecen verdadera protección. Publicaciones como Reader’s Digest explican que estos dispositivos pueden ser abiertos fácilmente con elementos tan simples como un clip o un bolígrafo. Para muchos, son más un elemento disuasorio simbólico que un sistema de seguridad real.

La historia de los candados para maletas en EE.UU. se remonta a los años posteriores al 11 de septiembre de 2001, cuando la istración de Seguridad en el Transporte (TSA) solicitó a los pasajeros no cerrar sus maletas, para facilitar las inspecciones sin romper los cierres. En 2003, Travel Sentry introdujo los candados de doble entrada, compatibles con llaves maestras de la TSA, pero la recomendación inicial quedó grabada en la memoria colectiva.
Mientras algunos viajeros aún defienden su uso —como Terilyn Mazza, quien considera que “ralentizan lo suficiente como para disuadir a los ladrones”— otros, como Lex Wolf, un trotamundos de Nueva York, aseguran que ni él ni sus hijos sienten la necesidad de usarlos, incluso en equipaje de lujo.

Este fenómeno también abre la puerta a nuevas alternativas: maletas con sistemas de cierre integrados, materiales más resistentes o incluso opciones tecnológicas como cerraduras inteligentes.
Aunque el debate sigue abierto, lo cierto es que para un creciente número de viajeros, los candados tradicionales han dejado de ser sinónimo de seguridad, y representan una confianza que —para muchos— ya no tiene candado que la asegure.